Cuando un amor se va

siempre recordamos al ser que se ha ido,
porque (sin que queramos) siempre perdurará el aroma de los bellos momentos que nos dejaron.

Cierto, duele recordar,
pero es mejor sufrir por un amor ido, que vivir en el desamor.

http://misrecuerdosdelayer.blogspot.com/2011/07/cuando-un-amor-se-va.html

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¡CUAL ES EL LIMITE PARA SUFRIR POR ALGUIEN? ¿QUE TAN DISPUESTO ESTAMOS A SUFRIR?


¡¡¡¡¿¿¿¿Hasta dónde????!!!!
¿Cuál es el límite para sufrir por alguien?


 
Qué tan dispuestos estamos a sufrir por alguien?
¿Cuál es el límite?

La respuesta es personal e intransferible.
 
La egoísta sensación de merecer que surge por el hecho de dar, no es siempre egoísmo o utilitaria generosidad, sino auténtica dignidad.

Cuando damos lo mejor de nosotros mismos, 
cuando decidimos compartir nuestra vida en intimidad, 
cuando abrimos nuestro corazón de par en par 
y desnudamos nuestra alma hasta el último rincón,
cuando perdemos toda vergüenza, 
cuando los secretos dejan de serlo, 
al menos merecemos comprensión, existe merecimiento.

Por supuesto que merecemos en virtud de honesta y franca dignidad.


Que se menosprecie, 
ignore, 
olvide 
o desconozca fríamente el amor que regalamos a manos llenas es desconsideración,
vileza del ser, 
o, 
en el mejor de los casos, ligereza.

Cuando amamos a alguien que, además de no correspondernos, desprecia nuestro amor, estamos en el lugar equivocado.

Definitivamente, esa persona no se hace merecedora del afecto que le prodigamos. 

Con una nueva conciencia la disyuntiva empieza a dejar de serlo, la cuestión empieza a hacerse clara y transparente, obvia: si no me siento bien recibido en algún lugar, empaco y me voy.

Nadie de corazón sensato se quedaría tratando de agradar o disculpándose por no ser como les gustaría a los otros que fuera. R.W. Emerson lo expresó de sublime manera: “La verdad es más hermosa que el fingimiento del amor”.

En cualquier relación de pareja que tengas, no te merece quien no te ame, y menos aún, quien te lastime.

¡Haz surgir una nueva conciencia en ti! Incluso, si alguien te hiere reiteradamente sin “mala intención” – este absurdo existe - es posible que te merezca, pero en verdad no te conviene.

Definir tus límites, basados en tu dignidad, es el mejor modo de conservar tu…

¡Emoción por existir!